Responder preguntas correctamente es una de las habilidades comunicacionales más importantes que se puede tener. Resulta crucial para todos los ámbitos laborales y aplica tanto a entrevistas de trabajo como a conversaciones diarias con jefes, colegas y clientes.
Sin embargo, todos somos expertos en boicotear conversaciones, incluyendo en nuestras respuestas palabras sin sentido. Estas famosas “muletillas”, que repetimos sin darnos cuenta una y otra vez, no tienen ninguna relación con la esencia de lo que queremos transmitir, y generan en nuestro interlocutor sensaciones negativas como poco profesionalismo, insolvencia en el tema, miedo a hablar en público, inseguridad, falta de preparación y dejan entrever un léxico pobre.
Generalmente, utilizamos estas palabras vacías de manera inconsciente, para darnos tiempo a pensar o por temor a generar una pausa en nuestro discurso. La pregunta entonces es: ¿cómo las evitamos si se trata de un mecanismo inconsciente?
Por más simple que parezca, el mejor truco para eliminarlas de nuestro lenguaje es tomarnos una pausa antes de responder y luego hablar sin rodeos, expresando nuestro punto o idea. Este breve silencio le indicará a tu interlocutor que su pregunta es importante, que la estás tomando en serio y te va a dar mayor seguridad a la hora de responder. En la oratoria, los silencios son muy valiosos y empoderan tu relato.
Otro recurso interesante para detectar y eliminar muletillas es realizar un ejercicio de preguntas y respuestas con un amigo y grabarte. Seguramente, vas a identificar muchos términos inútiles que utilizás al hablar y que hacen “ruido” en tu comunicación.
Estas son algunas de las expresiones más comunes que le quitan fuerza a tus respuestas y deberías eliminar para lograr una comunicación más efectiva:
1. "Umm"
Es un modismo que da a entender que se está pensando para dar una respuesta. Denota vacilación y hace que quien habla se vea dubitativo. Esta es una de las muletillas más comunes y difíciles de abandonar, pero con atención y voluntad, es posible dejarla.
2. "La verdad es que"
Esta expresión reduce la fuerza de nuestra respuesta ya que advierte o previene al oyente sobre “algo” que tendrá un efecto negativo. Se utiliza en contextos argumentativos en los que mitiga y adelanta una información que rompe con lo esperado por el receptor. Es mejor evitarla, y decir las cosas con claridad y como son, sin hacer interpretaciones sobre cuáles son las expectativas de quien nos está escuchando.
3. "Dejame pensar"
¿Por qué pedir permiso para hacer lo que deberíamos hacer antes de dar cualquier respuesta? En un contexto laboral, la seguridad que demostramos al hablar da cuenta de nuestra aptitud y de la responsabilidad con la que encaramos las tareas diarias. Especialmente en estos casos es muy útil el recurso de la pausa, pensar qué se va a decir, y luego responder.
4. “¿Viste?”
Al corresponder a un lenguaje más bien informal, puede denotar falta de profesionalismo. Además, esta expresión se suele utilizar para convencer a los incrédulos y en un
ambiente laboral, si tenemos que defender un punto de vista, debemos hacerlo a partir de los argumentos que podemos esgrimir a partir de nuestro conocimiento, experiencia y formación, por lo que este tipo de muletillas en lugar de sumar, restan.
5. "Esa es una buena pregunta"
Esta y otras frases, que muchas veces se vacían de contenido por la repetición, aparecen en el inicio de nuestras respuestas para evitar el silencio, pero le indican a nuestro interlocutor que necesitamos ganar tiempo para pensar lo que vamos a decir. Una buena pausa suma mucho más que las palabras vacías.
Las muletillas son un fenómeno que se extiende a todos los idiomas, y si las sumamos a la influencia de las redes sociales con sus abreviaturas y emoticones, entre ambas conforman un combo explosivo que deteriora cada vez más nuestro lenguaje. Atención y lectura son las mejores armas que tenemos para expandir nuestro vocabulario y desarrollar al máximo el potencial de nuestra palabra para comunicarnos de manera efectiva.