Por Maximiliano Schellhas, Director General de Staffing de Randstad Argentina
Existe un vínculo estrecho entre el compromiso y el bienestar de los empleados. Ambos influyen en el comportamiento y desempeño de los integrantes de una organización. Se trata de fuerzas que trabajan juntas y representan una fuente de energía que da lugar a empresas y equipos productivos. Sin dudas, aún en un contexto de alta exigencia como el de la pandemia, los empleados comprometidos con su trabajo tienen menores niveles de agotamiento y mayor productividad.
Durante 2020, compromiso y bienestar se desconectaron, afectando en gran medida la calidad de vida de los colaboradores. Preocupaciones sobre la salud y laborales; desconexión social; incertidumbre sobre el futuro; sobrecarga de tareas; tensiones en el hogar por el cuidado niños y adultos mayores, fueron las algunas de las fuentes de angustia generadas por la pandemia, que agotaron la fortaleza emocional de gran parte de la población.
Entonces, corresponde preguntarnos dónde estamos parados si compromiso y bienestar tomaron caminos separados durante todo este largo año. En este sentido, de cara a la segunda ola, la mayor preocupación de las organizaciones pasa hoy por buscar la manera de bajar el nivel de agotamiento, que en muchos de sus colaboradores está llegando al límite.
En este contexto, el desafío de las organizaciones durante 2021 será mantener el nivel de compromiso de sus colaboradores y contrarrestar la preocupación y ansiedad generadas por el aislamiento y la cuarentena, mientras se dan pasos graduales hacia un regreso ordenado y seguro a los lugares de trabajo.
Frente a esta realidad, aquellas organizaciones que supieron formar líderes empáticos y comprensivos, capaces de gestionar el bienestar de sus colaboradores ayudándolos a combatir el agotamiento, que supieron aprovechar la flexibilidad y eficiencia que aporta el trabajo remoto bien administrado, lograrán construir equipos de trabajo fuertes, saludables y a la vez retener al talento clave y sostener la productividad.
Las compañías deberán tener en cuenta las situaciones personales que atraviesa cada persona. Son momentos en los que los colaboradores necesitan más que nunca del apoyo de sus líderes. Mirar a cada individuo en particular, identificar sus signos de agotamiento y plantear soluciones creativas para ayudar a transitar las dificultades de la mejor manera son el camino indicado para llegar a buen puerto en medio de la crisis. Desde uno o varios días libres, hasta una charla contenedora, desde las áreas de Capital Humano hay que encontrar las herramientas para asegurar el bienestar de los equipos de cara a un año que se presenta, una vez más, como desafiante, intenso y muy incierto.