Por Maximiliano Schellhas, Director General de Staffing de Randstad Argentina
Primero fue el shock y la necesidad de adaptarnos, tanto las personas como las organizaciones, a un entorno cambiante, donde la incertidumbre se consolidó como la principal variable y donde no había manuales o GPS para guiar el proceso.
Luego se instaló la necesidad de adaptar los procesos y formatos de trabajo a una economía basada en el distanciamiento físico, con prioridad en el cuidado de la salud de los colaboradores y los esfuerzos concentrados en sostener la productividad.
Finalmente llegó la hora en que se consolidó el Home Office como formato de trabajo para muchas compañías que pudieron adatarse a partir de esta posibilidad, algo que derivó en una creciente tendencia a adoptar esquemas de trabajo por objetivos por sobre los tradicionales basados en horario.
Como parte de este proceso de adaptación, que ya lleva más de un año y medio, las áreas de Recursos Humanos de las organizaciones debieron poner en juego toda su flexibilidad y resiliencia para afrontar los enormes desafíos que vinieron con la pandemia.
Muchos de los cambios que la pandemia impulsó en las áreas de RRHH y en los procesos de reclutamiento y gestión del talento en las organizaciones llegaron para quedarse. Una de las transformaciones más fuertes tiene que ver con la forma de reclutamiento, que debió virar a un formato completamente virtual. La cuarentena obligatoria suprimió la presencialidad y las organizaciones se vieron obligadas a adaptar sus procesos de búsqueda, reclutamiento, selección, contratación, inducción y onboarding de colaboradores, incluso, debieron adaptar las evaluaciones de desempeño al entorno virtual, tanto en formato como en contenido.
Todas estas instancias y procesos estaban preparados para ser principalmente cara a cara y debieron ser reconstruidos para poder ser llevados adelante de forma virtual. Históricamente, en los procesos de selección de RRHH no se concebía ingresar a un candidato sin verlo, sin tener una entrevista personal y hoy esto es moneda corriente. Y lo mismo para los colaboradores, el ingreso, el primer día en un nuevo trabajo era todo un hito en sí mismo y hoy, para muchos que aún siguen en modo home office, es otro día más trabajando en el living de su casa.
Los equipos de selección no estaban preparados para el reclutamiento a distancia, como tampoco los gerentes y mandos medios, pero no tanto por una cuestión de formación o de habilidades técnicas, sino de inercia, disposición cultural, incluso prejuicios. Todas las organizaciones tuvieron que hacer un gran trabajo para adaptarse, romper barreras y prejuicios para poder implementar nuevas maneras de seleccionar, entrevistar y definirse por un candidato, sin el cara a cara de por medio.
La pandemia también fue un gran catalizador que potenció el rol de los líderes de las áreas de RRHH enfocados en el desarrollo del talento, pero también los puso frente a un gran desafío profesional, ya que es en las situaciones de crisis donde el liderazgo se pone a prueba.
Guiar al equipo en situaciones extremas en las que la incertidumbre es la única constante, requiere habilidades “extra” que no todos los managers tienen bien desarrolladas. Hoy, la habilidad para comunicarse y conectar con el otro se hace más crítica por la distancia y la virtualidad.
En este escenario que ya podríamos considerar post pandémico, pero que aún tiene gran impacto en los sentimientos y emociones de las personas, gran parte del trabajo de los partners de RRHH tiene que ver con darle a los líderes, a los mandos medios de las organizaciones, herramientas para fortalecer las habilidades necesarias para gestionar a sus equipos a la distancia, con foco en lo humano, reforzando la escucha y la empatía.
Frente a esta tremenda disrupción, quienes apoyamos a las organizaciones y a sus líderes desde los servicios de gestión del talento y consultoría de RRHH debimos también adaptarnos a este nuevo y cambiante entorno de negocios.
Siempre se dice que la resiliencia y la creatividad argentina frente a los desafíos de una crisis son un rasgo notable, un gran diferenciador del talento local. Y es algo que pudimos ver en los líderes de las organizaciones, que lograron adaptarse al contexto de una forma extraordinaria.
A pesar de la adversidad, se atrevieron a innovar, desafiaron sus límites y fueron un poco más allá. En gran medida, esa es la razón por la que el talento argentino es valorado en el exterior, en culturas más estables, menos rupturistas que la nuestra. Esa gimnasia que tenemos como sociedad para adaptarnos a contextos críticos, a situaciones límite se incorporó a nuestro ADN y es parte de la fibra que hace destacar a muchos profesionales argentinos que hacen carrera en el mundo corporativo, tanto en el país como en el exterior.