Hace algunos años podía sonar un poco rara la idea de impulsar y promover el teletrabajo. Sin embargo, ha crecido mucho en estos últimos tiempos, y hoy se plantea como una alternativa para poder continuar trabajando, a pesar de las limitaciones que se pueden presentar en el contexto del coronavirus.
Repasamos acá cinco claves para entender el fenómeno:
La masiva adopción de dispositivos personales (notebooks, tablets y smartphones) facilita el acceso al trabajo remoto, como oportunidad y como objeto de interés, y brinda el soporte material para trabajar desde cualquier parte que posea una conexión a Internet. Pero esta tendencia creciente no se apoya solamente en la tecnología. La presencia de nuevas generaciones jóvenes en el mundo laboral también hace su parte, proponiendo nuevos paradigmas de flexibilidad e impulsando mejoras en términos de balance entre vida privada y trabajo en las empresas.
El teletrabajo beneficia a todos. Los trabajadores lo quieren para ahorrar en transporte y comida, además del tiempo ganado al evitar el viaje de ida y vuelta, que en muchos casos es de una, dos y hasta tres horas diarias. Los empleadores también pueden verse beneficiados porque, si bien es necesario garantizar un ambiente propicio para trabajar desde el hogar, aun así permite reducir costos de oficina y mejorar el ambiente laboral al ofrecer la tan ansiada flexibilidad a sus colaboradores. Para los padres con hijos en edad escolar y las madres con niños en etapa de lactancia, la flexibilidad que permite el trabajo remoto es uno de los factores más relevantes a la hora de considerar los beneficios que ofrece un empleador. Hasta el medio ambiente tiene beneficios indirectos, ya que una gran cantidad de empleados en la modalidad de teletrabajo contribuye a reducir el tráfico vehicular, y con ello las emisiones y la contaminación sonora y visual.
Según el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, hay dos millones de oficinas en el hogar. Este organismo impulsa, desde hace varios años, un proyecto de Ley de Teletrabajo que tiene por objetivo regular y fomentar el trabajo a distancia en el marco de las relaciones de dependencia laboral. No sin detractores y miradas contrapuestas, el proyecto aborda diversas cuestiones que generan debate entre quienes consideran que la rigidez de una ley frenaría el desarrollo de la modalidad y quienes creen que se necesita una regulación que establezca el marco de garantías para el trabajador.
Ideal para los independientes. Un concepto que se arraiga cada vez más en el mundo laboral es la presencia del trabajador 3.0, que posee sus propias tecnologías y herramientas, busca flexibilidad de horarios y lugares para trabajar, lleva adelante su marca personal y trabaja de forma independiente, creando sus propias condiciones laborales. Una gran cantidad de estudios internacionales indican que el reclutamiento se irá moviendo en esa dirección: un gran mercado de trabajadores libres que proveen servicios personalizados de forma remota serán el complemento ideal para las dotaciones “tradicionales”.
No todo es color de rosas. El trabajo remoto también tiene algunas contras y complicaciones. Muchas veces los que trabajan desde casa se encuentran ante el desafío, no siempre fácil de afrontar, de organizar su propio tiempo con eficiencia sin una estructura rígida de horarios, conductas, vestimentas y jerarquías que le den un marco de referencia. También puede hacer que el trabajador pierda la noción de dónde termina la vida y dónde empieza el trabajo. Esto puede a su vez aumentar el estrés y multiplicar el tiempo real de trabajo. Las empresas que ya lo emplean, por otra parte, recomiendan mantener algunos días de trabajo presencial en la oficina, para que los teletrabajadores no pierdan el contacto con la realidad material de la organización. Esta realidad, representada por las cosas más cotidianas del lugar de trabajo, como los colegas, las reuniones y los espacios físicos, es muy importante para no sentirse aislado.
Estas son solo algunas claves para entender el fenómeno del trabajo remoto. El tiempo dirá cuán fuerte es la tendencia y si estamos realmente preparados para trabajar fuera de la oficina. Quizás esta sea una oportunidad para poner esta forma de trabajo a prueba, y ver si realmente es el futuro del trabajo, o solo una alternativa más, que seguiremos combinando con el trabajo presencial tradicional.