Si bien algunos empleadores intentan adaptar sus entrevistas de trabajo al candidato y al rol, hay ciertas preguntas que aparecen una y otra vez. Estas preguntas básicas de la entrevista siempre son aplicables y reveladoras, sin importar qué trabajo esté sobre la mesa.



En esta nota te dejamos 17 preguntas difíciles que probablemente te hagan en tu próxima entrevista y nuestra recomendación de cómo responderlas. Seguramente ya te hayan hecho alguna. Estas estrategias te van a ayudar a preparar tus respuestas de antemano para que no te vuelvan a sorprender.

1. Contame sobre vos

Esta es la clásica pregunta para empezar una entrevista. En vez de empezar a preguntarte cosas, el entrevistador te da la iniciativa, te deja que te presentes.

En realidad, esta pregunta tan amplia esconde otra, que es “qué tan bien te expresás?”.

Hay muchas maneras de responder a esto. Pero te recomendamos que le cuentes un breve resumen de tu carrera, haciendo foco en los puntos más relevantes al trabajo para el que estés aplicando. Cosas a incluir: trabajos recientes, habilidades y certificaciones. Podés completar con un breve comentario de algo que te gusta hacer además del trabajo, pero que esto no sea el foco de tu respuesta.



¿Cuál es la mejor manera de estar preparado para esta pregunta? Armate una biografía corta (1 minuto o menos) de tu carrera. Te podés sorprender de cuán seguido te resulta útil. Lo más probable es que cuando termines de contestar, hayas mencionado algo que lleve a la siguiente pregunta.

2. ¿Por qué te interesa este trabajo?

Con esta pregunta, el entrevistador está tratando de evaluar dos cosas. Por un lado, tu entusiasmo con la propuesta. Y por otro, si leíste y entendiste la descripción del trabajo. Una respuesta que haga énfasis en algunos de los roles o responsabilidades listados en la descripción publicada es una excelente manera de contestar. Si te fallan los nervios y no te podés acordar detalles específicos del trabajo, hablar sobre “la oportunidad de poner [habilidad que quieras destacar] en uso” también puede ser una buena alternativa.

3. ¿Cuáles son tus mayores fortalezas?

Tu mejor opción acá es ser honesto. Inventar una respuesta porque pensás que es lo que tu entrevistador quiere escuchar puede jugarte en contra. Y puede ser una fórmula para el desastre si te contratan por esto, y después no podés cumplir con las expectativas.

Elegir habilidades específicas que sean relevantes para el trabajo es lo ideal. Pero también podés enfatizar puntos fuertes simples y aplicables a cualquier trabajo. Por ejemplo: cumplir con los plazos pactados o una buena comunicación interpersonal. Siempre es bueno tener estas habilidades, sin importar el trabajo que tengas que hacer.

4. ¿Cuáles son tus mayores debilidades?

Lo contrario a la anterior. En este caso, ser demasiado honesto puede ser un problema. Por ejemplo, si decís que sos muy procrastinador y que nunca podés cumplir con plazos de entregas, no te va a hacer ver muy bien...

En cambio, tratá de pensar críticas constructivas que hayas recibido en el pasado y que hayas podido resolver con éxito. De subrayar cómo hiciste o cómo hacés para superar ese problema.

5. ¿Qué sabés sobre nuestra empresa?

Acá lo que el entrevistador quiere saber es si hiciste tu tarea. Si fuiste proactivo e investigaste la compañía. Es tu oportunidad para demostrar tu entusiasmo con el trabajo, con algo tan simple como una visita a la web o una búsqueda en Google.

Si te preparás algunas notas destacadas, encontrás alguna noticia interesante, como un cambio de liderazgo, un lanzamiento reciente de un producto o evento, podés ganarte un punto bonus en los ojos de tu entrevistador.

6. ¿Por qué deberíamos contratarte?

Esta es tu mejor oportunidad para destacar tus habilidades más relevantes para el trabajo que estás aplicando. Si podés pensar algo que te diferencie del resto de los profesionales en tu campo, mucho mejor.

Alejate de las respuestas que se centren en vos como “siempre quise trabajar en X” o “este trabajo me va a ayudar a crecer en mi carrera”. Concentrate en el valor que vas a aportarle vos a ellos.

7. ¿Por qué sos diferente al resto de los candidatos?

La mayoría de la gente que van a estar entrevistando van a tener calificaciones similares. Por lo que esta pregunta es una variación de la anterior. Así que tu enfoque debería ser el mismo: resaltá tus habilidades y explicá cómo vas a aportar valor a la empresa. Podés hablar de certificaciones o habilidades interdisciplinarias. Asegurate de explicar por qué te hacen adecuado a la posición.

8. Contame sobre algún conflicto laboral que hayas tenido y cómo se resolvió.

Una de las preguntas de entrevista más temidas y difíciles de la lista. Relatar un conflicto es desafiante por dos razones. Primero, necesitás poder contar una historia convincente. Y segundo, porque puede que expongas una debilidad que no te conviene. Parece sentido común, pero la mejor manera de responder a esta pregunta es elegir un conflicto que haya tenido un final feliz. Idealmente, que vos hayas sido el responsable de solucionar.



Un ejemplo: tu jefe y vos no estuvieron de acuerdo sobre cómo encarar un nuevo cliente. Al final, le propusiste una estrategia que combinaba tanto su visión como la tuya.

En esta historia, quedás bien y destacás rasgos positivos como tu habilidad para colaborar y trabajar en equipo. Solo acordate de no ser despectivo ni elegir un conflicto que hable mal de tu antiguo lugar de trabajo. Hablar mal de otros para quedar bien uno nunca es una buena jugada.

9. ¿Qué buscás en un jefe?

Cuando un entrevistador te hace esta pregunta, lo más probable es que esté tratando de evaluar cómo encajás con la cultura y los líderes actuales de la empresa. ¿Cómo responder? Sé honesto pero no específico. Nunca sabés con qué tipo de líderes vas a trabajar...

Las opciones seguras son rasgos que universalmente son positivos como imparcialidad, buena escucha, inteligencia, etc.

10. ¿Dónde te ves en 5/10 años?

Esta pregunta es para ver cómo se ajusta el trabajo para el que estás aplicando con tu plan de carrera a largo plazo. ¿Te vas a ir en unos meses? ¿Tenés expectativas poco realistas? Estas son las cosas que quiere descubrir el entrevistador. De nuevo, la respuesta es la honestidad. Si tu idea es pasar a un rol más alto o gerencial, decilo, pero sé realista. La mayoría de los entrevistadores van a apreciar tu ambición. Después de todo, 5 años es mucho tiempo.

11. ¿Por qué querés dejar tu trabajo actual?

Si te querés ir por una buena razón, como puede ser buscar un mejor puesto o encontrar un trabajo más cerca, sé honesto y decilo. Esta pregunta es más complicada si fuiste despedido. Y aun así, ser sincero sigue siendo la mejor opción, ya que es probable que tu entrevistador se comunique con gente de tu anterior trabajo. Lo que podés hacer en este caso es cerrar con una nota positiva, explicando lo que aprendiste y cómo estás haciendo un esfuerzo para mejorar.



Nunca hablés mal de tus empleadores anteriores o actuales. No importa cuán malo haya sido tu trabajo o tu ex-jefe, siempre mantenete y mostrate profesional. Te sorprenderías lo chico que puede volverse el mundo cuando buscás un trabajo. Mostrar una actitud negativa puede hacerte parecer una persona difícil, y ser un factor decisivo instantáneo.

12. ¿Cómo te describirían tus compañeros de trabajo o tu jefe?

Esta pregunta te da una gran oportunidad para proponer fortalezas que pueden sonar medio presumidas si las dijeses sobre vos mismo. Por ejemplo, decir que sos un gran trabajador puede parecer una típica respuesta inventada para la entrevista si lo decís vos, pero si el que lo dice es un compañero tuyo, entonces suena más real.

¿La mejor estrategia? Pensá en los cumplidos que recibiste de tus compañeros de trabajo, jefes o clientes recientemente y usá eso.

13. ¿Cuáles son tus expectativas salariales?

En esta etapa, no querés vincularte con un salario específico, así que lo que podés hacer es ofrecer un rango más o menos amplio. Esto le da al entrevistador una referencia con la que trabajar, pero te deja espacio para negociar antes de firmar nada. Así, volvés a poner la pelota del lado del potencial empleador. Dependerá de ellos hacer una oferta atractiva dentro del rango que propongas. Acordate: este es solo el primer paso de la negociación. No tenés que aceptar la primera oferta que te hagan.



También es importante que hagas una investigación salarial antes de la entrevista. Compará varios recursos antes de llegar a un número. Tené en cuenta que los salarios cambian según el lugar donde vivas y los años de experiencia que tengas.

14. Si fueras un animal, ¿cuál serías?

También te podés encontrar con este tipo de preguntas aleatorias que desafían tu mente. El objetivo es ver cómo pensás. ¿Qué tan rápido y creativo podés responder? Si podés responder con algo vinculado al trabajo, mejor, pero no lo fuerces y no te preocupes tanto. Este tipo de preguntas son indicadores de personalidad. Si te cuesta pensar algo, podés ganar tiempo respondiendo algo como “Esa es una muy buena pregunta. Creo que tendría que decir…”

15. ¿Qué te parece que nuestra empresa podría hacer mejor?

Esta es una excelente oportunidad para que propongas una visión real y demostrar las habilidades y experiencia que podés aportar para resolver cualquier problema que se presente. Asegurate de investigar antes de la entrevista. Si estás familiarizado con la empresa, vas a poder contestar mejor esta pregunta. Nunca objetes una pregunta y digas que no se te ocurre nada.

16. ¿Cómo manejás las críticas?

Al igual que las preguntas sobre conflictos, ésta también te puede poner en un lugar medio incómodo. A nadie le gusta que lo critiquen, pero en el lugar de trabajo, es una realidad que tenés que sobrellevar. 

Por suerte, solo hay una forma de responder esta pregunta: que las tomás de manera constructiva, y no personal. Si podés, además, agregar un ejemplo de un momento en que te criticaron y lo convertiste en una oportunidad de crecimiento, ¡mucho mejor!

17. ¿Tenés alguna pregunta para mí?

La mayoría de la gente escucha esta pregunta, que suele venir al final de la entrevista, y respiran con alivio. Se relajan porque el interrogatorio terminó y quieren pasar ya al saludo y despedirse. Un “no” apresurado, puede parecer desinteresado. Y además, así se pierden una excelente y última oportunidad para mostrar interés, entusiasmo y compromiso con el trabajo en cuestión.

¿No sabés qué preguntar? Acá te dejamos algunas ideas:

- ¿Cómo es un día/semana típico de trabajo en este rol?

- ¿Qué me podés decir sobre este rol que no estaba en la descripción publicada?

- ¿Cómo se medirá el éxito en esta posición?

- ¿Cómo describirías la cultura/ambiente en la oficina?

- ¿Qué es lo que más te gusta de trabajar acá?

- ¿Cuáles dirías que son los mayores desafíos de este rol?

- ¿Dónde ves este papel en los próximos años?

Conclusión:

No hay duda que estas son solo algunas de las preguntas difíciles que te pueden llegar a hacer en entrevistas. La clave para responder bien a cualquiera (de esta lista o no) es que llegues preparado. La mayoría de las consultas suelen caer dentro de tres categorías: sobre la empresa, sobre tu carrera profesional o sobre tus habilidades. Si estás preparado para responder preguntas sobre estos temas, vas a poder responder casi cualquier cosa que te pidan.



Acordate que los entrevistadores siempre buscan encontrar el candidato específico que se adapte a cada trabajo. Y quieren que te vaya bien, tanto como vos. No están tratando de confundirte o engañarte, ¡sólo quieren estar seguros de que están contratando a la persona correcta! Pensá lo que decís y sé honesto y vas a estar en el camino indicado.