¿Cuántos dispositivos utiliza una persona? La computadora personal y el celular parecen casi indispensables, mientras que la presencia de las tablets aumenta cada día. A ellos se suma la ya clásica computadora de la oficina.
Con la multiplicación de aparatos nace una nueva tendencia en las organizaciones, la movilidad, y casi de la mano, aparece un nuevo concepto que desvela a los responsables de sistemas, el BYOD, sigla que resume la frase “Bring Your Own Device”, en castellano “trae tu propio dispositivo”. Su propuesta es simple: unificar en el dispositivo personal las funciones laborales y personales, situación que supone que las organizaciones deben facilitar el acceso a sistemas y herramientas de gestión desde dispositivos que no son administrados por la compañía.
Dado el contexto de creciente unión entre la tecnología y el individuo, esta tendencia no parece extraña. Sometidos a una comparación, es probable que dos computadoras personales de dos personas sean tan distintas una de la otra como esos mismos individuos. En palabras más simples, la tecnología cada día nos expresa más, construye nuestro estilo, muestra nuestra personalidad. La misma tendencia se comprueba en el mundo laboral, puesto que las propuestas innovadoras que traen las nuevas generaciones apuntan también a una personalización de la función laboral. Las personas, podríamos decir, se adelantaron al trabajo. Mientras que antes nuestro primer contacto con una computadora se producía en la oficina, hoy la tendencia general es que nuestra notebook personal sea más rápida y eficiente que la que provee la compañía.
De la mano de los nativos digitales, el BYOD surge como respuesta a esta situación, con la intención de simplificar el trabajo permitiendo mayor movilidad. Según sus defensores, fomenta la flexibilidad y hace más productivos a los empleados, personalizando sus herramientas de trabajo, además de hacer todo más cómodo y dinámico.
Sin embargo, las corporaciones están teniendo mucho más que un dolor de cabeza, puesto que el BYOD plantea un gran desafío respecto de la seguridad de la información. Es más, como emergente de esta problemática, ya se ha popularizado el término “Bring Your Own Disaster”, es decir, “trae tu propio desastre”, para ejemplificar lo que esa sigla en apariencia inocente puede significar si no se toman recaudos.
Los departamentos de IT se encuentran frente al desafío de administrar una amplia diversidad de dispositivos y enfrentar nuevos retos y amenazas a la seguridad. Manipular información confidencial desde un celular puede traer graves consecuencias si ocurriese un robo o si se perdiese el dispositivo, mientras que trabajar con una computadora en una red abierta en sistemas corporativos sin tomar los recaudos necesarios puede poner en riesgo la integridad de la infraestructura y dar lugar a la aparición de aplicaciones maliciosas o robos de información.
Como sucede con todas las tendencias, el BYOD es una realidad y hay que lidiar con ella. Imponer una prohibición completa sería desaprovechar los beneficios que trae la movilidad. Por otro lado, abrazar esta tendencia sin hacerse cargo de los peligros que entraña significa poner en riesgo la integridad de la información sensible y los recursos de IT.
¿Qué hacer? Como en todo, el equilibrio aparece como la mejor opción. Generar protocolos de seguridad, capacitaciones simples sobre la protección de información y fortalecer la concientización interna nos permitirán ingresar al mundo del BYOD sin afrontar riesgos innecesarios.