La práctica de redactar un currículum vitae tiende a ser una actividad mecánica. Listar los trabajos realizados, la experiencia específica, la formación, redactar una pequeña declaración de objetivos, como quien hace un trámite y luego, con el correr de los años, ir sumando pequeños agregados hasta lograr un CV actualizado y de una extensión considerable por la acumulación de experiencia. Sin embargo, esta forma de elaborar nuestra principal carta de presentación en el mundo del trabajo está lejos de ser la mejor.
Si queremos que ese CV nos represente y sea a la vez atractivo y conciso como para destacarse sobre el resto, debemos trabajar en él un poco más estratégicamente.
Si ponemos manos a la obra para ordenar nuestro CV, veremos que hemos hecho una larga carrera, hemos acumulado diversas experiencias en distintas posiciones a lo largo de los años.
Tomemos distancia y pensemos si realmente hace falta consignar toda nuestra experiencia laboral. Y la respuesta es que salvo contadas excepciones, no hace falta hacerlo. El poder de selección también debe ser parte de nuestros atributos, y dependiendo del puesto al que nos presentemos, quizás no sea útil mostrar nuestra experiencia como cadete junior o la pasantía de verano realizada en los inicios de nuestra carrera profesional. Por eso, la relevancia es fundamental a la hora de ordenar nuestros trabajos previos. Relevancia que será relativa a la búsqueda a la que queremos aplicar.
Del puesto al que nos candidateamos también dependerá la declaración de objetivos. Si el puesto al que nos presentamos se ajusta naturalmente a nuestra biografía laboral, no será necesario justificar por qué estamos aplicando para quedarnos con ese puesto y puede ser más efectivo usar ese espacio para justificar por qué nos interesa la empresa. Si por el contrario damos un giro de 180 grados, sí será necesario explicarlo con una declaración de objetivos que dé cuenta de ese cambio.
Estos dos consejos apuntan a algo más general, que es reconocer el valor de ser conciso y simple. Un CV profundo, detallado y excesivamente extenso conlleva un alto riesgo de ser omitido por los selectores. Por otro lado, uno con mayor trabajo en el estilo del formato y su atractivo visual va a ser apreciado siempre y cuando funcione para condensar el CV y convertirlo en una hoja de presentación sólida.
A menudo la acumulación de experiencias, instancias de formación y hobbies puede ser entendida como una forma algo tediosa de mostrar que el postulante no sabe qué es lo que tiene para ofrecer a la posición en concreto. Al fin y al cabo, nuestro CV expone quiénes somos en relación a nuestra vida laboral. Si presentamos un mero listado de experiencias laborales sin distinción de relevancia, o si damos a entender que no sabemos cuáles de nuestras cualidades o capacidades son las que encajan con lo que se requiere para el puesto, estaremos haciendo una mala presentación y, por lo tanto, una postulación con pocas chances de éxito.
Ordenar y priorizar la información para redactar el CV por primera vez es importante. Desempolvar el viejo CV y hacerlo productivo demostrará que estamos en todos los detalles y listos para presentarnos a la posición que deseamos.