¿Cómo será la oficina del futuro? Para el final de la década, los baby boomers estarán en franca retirada y cerca de la mitad de los trabajadores activos serán millenials. Puntuales, lineales, con un fuerte sentido de lo que significa la autoridad, la vestimenta y las costumbres, los baby boomers tienen un concepto del espacio de oficina muy distinto al de los millenials.
El ambiente de trabajo es uno de los factores relevantes a la hora de elegir una empresa para trabajar o permanecer en un empleo. Influye en el nivel de engagement de los colaboradores y puede ser determinante para aumentar o reducir el estrés. Es por eso que las empresas de avanzada en el mundo ponen especial atención, tanto en la atmósfera y el “clima”, como en el espacio físico de la oficina.
Quizás lo primero que pueda notarse a simple vista en una oficina con presencia Y es su informalidad. En principio, la informalidad al relacionarse con sus jefes. La autoridad para los Y no se construye desde la posición que ocupa su superior, sino desde valores como la honestidad y desde capacidades como una buena comunicación. Por eso no es de extrañar que esa informalidad se exprese no solo por las formas, sino también por el contenido de las conversaciones que los millenials son capaces de sostener con sus superiores: los problemas de pareja o la insatisfacción con ciertas situaciones de la vida laboral pueden ser temas que surjan naturalmente. Mientras que una persona algo mayor pueda relacionar esto con una falta de filtros o un desconocimiento de la distancia que hay que mantener en la oficina, la realidad es que los Y poseen un concepto muy diferente de lo que se puede decir o no en allí, donde la transparencia y la franqueza aparecen como factores muy marcados. Una marca empleadora que busque mantener a los mejores talentos jóvenes debe hacer lo posible para generar un contexto de equilibrio en el que se favorezca tanto a la informalidad Y como a la formalidad X.
Esta informalidad alcanza también el espacio físico de la oficina, que experimenta poco a poco ambios sustanciales. Mientras los baby boomers prefieren un ambiente estructurado para tener reuniones cara a cara, los Y prefieren reuniones más casuales, más rápidas y con destellos de reunión social. Con la velocidad de las redes sociales como motor, a los espacios formales y las reuniones largas no les queda mucho tiempo de vida. En la medida en que esta tendencia avance, las plataformas sociales y las apps cubrirán los espacios y las costumbres a los que los miembros de la generación X estaban más acostumbrados. Al abrazar la innovación y potenciar una política de inclusión de nuevas tecnologías de comunicación, las organizaciones deben velar para que los colaboradores mayores no se sientan excluidos.
En el fondo, lo que está cambiando es el concepto mismo de lugar de trabajo. Mientras que para las generaciones anteriores “el trabajo” denominaba un lugar físico (“Voy al trabajo” o “estoy en el trabajo”) para los millenials se ha transformado en una actividad: “estoy trabajando”. Flexibilidad es la segunda palabra clave en las oficinas del futuro. Los Y, a diferencia de lo que se ha prejuzgado a su ingreso a la fuerza laboral, son grandes trabajadores y son capaces de hacer múltiples tareas con dedicación y compromiso. Pero mientras los X miraban constantemente el reloj detrás de su escritorio, esperando la hora de irse o de almorzar, los millenials esperan tener la libertad suficiente como para salir a despejarse o para tomarse un tiempo extra para ir al gimnasio en la hora del almuerzo.
En el mismo sentido, la diversidad es algo dado para los jóvenes, es un valor que ellos tienen naturalizado. Están acostumbrados a incorporar la diversidad sexual, ética, religiosa y física desde la edad escolar y por tanto esperan que esa diversidad se exprese también en el ámbito laboral. En ese sentido, las marcas empleadoras tienen que hacer mayores esfuerzos para que la diversidad se convierta en una realidad y funcione, además, como un factor de atracción y retención.
Pero si de palabras claves hablamos, hay una que es capaz de resumir todo lo necesario para entender la oficina millenial: el cambio. Los millenials son una generación de grandes multitaskers, cambian de trabajo sin miedo y patean el tablero ahí donde pongan los pies. Ese rasgo es quizá el que más los diferencie de los X y los emparente con sus hermanos menores, los Z. El cambio llegó para quedarse. El desafío para las organizaciones y las estrategias de marca empleadora pasa hoy por aceptar que el cambio es ahora una constante y deja de ser la excepción, para convertirse en la regla de las oficinas en las que los millenials pisan cada vez más fuerte.