Un líder debe ir a la par de los tiempos. La revolución tecnológica no solo trae redes sociales y celulares inteligentes, sino que moldea a las personas para entender, comprender y asimilar estos procesos. Y esta asimilación llega hasta la raíz de nuestras costumbres y relaciones. Entre esas relaciones está, por supuesto, la del manager y sus colaboradores.
¿Qué caracteriza al llamado “manager 1.0”? La experiencia, la importancia de su autoridad y una relación estrictamente piramidal con sus empleados. Está “chapado a la antigua”, y trabaja convencido de que mantener las formas y los canales tradicionales de interrelación es fundamental para el funcionamiento de la empresa.
Sin embargo, allá por los años 60, Marshall McLuhan afirmaba que toda tecnología de comunicación tiende a modificar el mundo de manera tan profunda que la misma percepción de hombres y mujeres cambia desde la raíz. Sucedió con la imprenta y con la televisión. Hoy este cambio está representado por internet y el mundo 2.0.
¿Qué significa ser 2.0? No solo manejar las redes sociales y estar en contacto con las nuevas tecnologías, dejándose llevar por la ola de cambio en los paradigmas de la comunicación. También significa, simplemente, tener la mente abierta. Entre los cambios profundos que las nuevas comunicaciones traen al mundo laboral se halla la preeminencia de métodos de trabajo colaborativos, las vías alternativas y de socialización de conocimiento. Los managers 2.0 fluyen con este nuevo paradigma, y fomentan estructuras de trabajo que proponen una comunicación más horizontal, impulsan la creatividad de sus empleados y no su capacidad de obedecer ciegamente. Ser 2.0 implica entender que las motivaciones que llevan a las personas a trabajar están cambiando, y por ende la forma de liderar equipos también se ha transformado. Ser 2.0 implica, en pocas palabras, que hoy en día es perfectamente normal que un empleado le envíe a su jefe un mensaje de WhatsApp contándole sus opiniones sobre la última reunión.
Todo líder debe tener la virtud de evolucionar. Los managers que pertenezcan al grupo de los “inmigrantes digitales” deben abrir la mente y comprender que el nuevo paradigma no es opcional. Entender que el modo de trabajo que durante tantos años dio sus frutos debe cambiar es un golpe duro de absorber, pero la capacidad de refundarse y adaptarse debe estar entre las aptitudes de un manager de cualquier época.
Si evoluciona, tal y como si fuera un sistema operativo, un gerente 1.0 poseerá la virtud adicional de la experiencia y mejorará en términos de trabajo en colaboración, relación horizontal con los miembros de su staff, y manejo de nuevas herramientas y tecnologías de comunicación. Un manager 2.0 es nada más y nada menos que un manager que se ha actualizado a su última y mejorada versión.