El ritmo de trabajo (y de vida) en estos últimos años se ha vuelto cada vez más intenso a tal punto que muchos terminamos viviendo el día a día, de cierta manera, casi automática. Este frenetismo y falta de consciencia puede generar muchísimo estrés y tener un grave impacto en nuestra salud. Y hoy, más que nunca, en medio de una situación tan compleja como la que presenta la pandemia del COVID-19, aprender y utilizar herramientas para lidiar con este estrés de forma saludable es fundamental para todos. El mindfulness es una práctica milenaria que queremos recomendarte para que pruebes en estos tiempos tan sensibles.
El mindfulness, o consciencia plena, es una disciplina que se centra en entrenar la atención. Permite desarrollar una mayor capacidad de concentración y claridad de observación personal y de nuestro entorno. Además, es muy útil para afrontar de una mejor manera todo tipo de situaciones, como pueden ser desafíos y relaciones laborales, brindándote flexibilidad y habilidad para regular tus emociones y reacciones.
Manejar momentos críticos.
A muchos nos ha pasado que ante una situación estresante, por ejemplo en nuestro trabajo, se dispara una catarata de emociones que nos bloquean y nos paralizan en el momento en que más necesitamos estar conscientes y resolutivos.
La práctica del mindfulness puede preparar tu mente para que, ante este tipo de circunstancias, puedas observar tus emociones de forma objetiva y sin juzgarlas, y que en vez de reaccionar ante ellas de forma negativa, puedas romper este círculo y elegir cómo responder de forma consciente.
El truco está en aprender a observar, primero, las sensaciones y pensamientos que se desencadenan en nosotros ante determinadas situaciones, para poder estar más atento a éstas y, finalmente, poder lograr cortar a tiempo esas reacciones automáticas a las que estamos acostumbrados.
Mediante este entrenamiento podés desarrollar un nivel superior de consciencia para aceptar y vivir el momento presente y responder a cada circunstancia con mayor intencionalidad. Para vivir, en última instancia, cada día menos estresado y más feliz.
Lidiar con la frustración y el estrés.
A todos nos cuesta lidiar con estas sensaciones. Más todavía cuando la situación que nos toca vivir es compleja e incierta, como la de hoy.
Un buen ejercicio es el de concentrarse únicamente en las cosas que podés cambiar. Observando (y aceptando) que muchas cosas están fuera de tu control y focalizándote únicamente en las pocas que sí lo están. Esto te permitirá liberar tu mente de una gran carga.
Tené en cuenta estos consejos para manejar mejor el estrés y la frustración en tu trabajo (y en tu vida):
- Utilizá el estrés y la frustración para impulsarte. Existe una medida de estrés positivo, el que te empuja y te motiva a buscar nuevos horizontes y a salir de tu zona de confort. Como muchas cosas en la vida, es cuestión de encontrar un equilibrio.
- Exigite y desafiate, pero con cierta medida. Sé consciente y realista cuando asumas un reto por encima de tus posibilidades.
- Permitite equivocarte. Todos cometemos errores. No podemos evitarlo. Lo único que podemos hacer es intentar solucionarlos y pedir ayuda, cuando sea necesario. La próxima vez que te equivoques, practicá tenerte más paciencia y tratarte con más compasión.
- Trabajá la empatía. Escuchá a los demás, ponete en su lugar y tratá de buscar respuestas constructivas que enfrenten problemas o circunstancias, no a personas.
Apoyarse en los equipos.
Muchos de nosotros trabajamos en equipos. Y nos puede pasar que ante la presión y las frustraciones, tendemos a aislarnos y a querer resolver todo por nuestra cuenta.
El trabajo en equipo es un excelente remedio para las situaciones desafiantes y abrumadoras. Muchas veces, una breve conversación con un compañero nos puede brindar una nueva visión y destrabar cuestiones que solos nos hubiesen costado mucho más.
Saber pedir ayuda es una virtud muy importante y no significa que no quieras cumplir con tus tareas. Al contrario, demuestra tu interés por resolver estos obstáculos para lograr tus objetivos. En definitiva, tus compañeros están ahí para ayudarte, así como vos estás cuando ellos te necesitan.
El mindfulness trabaja en liberar la mentalidad enjuiciadora, tanto hacia vos mismo como hacia los demás, lo cual te va a permitir relacionarte y comunicarte mejor con tus compañeros de equipo (y con cualquier otra persona).
Práctica diaria.
El mindfulness no es algo que se aprenda una vez y listo, sino que es más una práctica constante que tenés que incorporar en tu día a día (laboral y personal).
Al principio, cambiar la mentalidad a la que estamos acostumbrados cuesta muchísimo. Pero si tomamos en cuenta los efectos de nuestra vida frenética y del estrés que nos genera, creemos que es un esfuerzo que lo vale, no sólo para reducir este estrés y malestar, sino para vivir con mayor intencionalidad y motivación, disfrutar más del día a día y ser más feliz.