Ya nadie quiere asociar el espacio de trabajo a la seriedad, la formalidad y los colores sin vida. Ese lugar donde no se hacen amistades se ha desvanecido. Hoy el ambiente laboral posee un fuerte grado de influencia en la productividad de una empresa, y los vínculos que se establecen entre los empleados pueden hacer del trabajo un lugar de compañeros y amigos… o un lugar tenso y poco acogedor.
En principio, compañerismo y amistad no poseen el mismo significado. El compañerismo, como relación de solidaridad entre los empleados más allá de la empatía de uno por otro, es necesario en todo ambiente de trabajo, incluso entre colaboradores que eventualmente compitan por una promoción o un ascenso. Es posible que dos buenos compañeros de trabajo no compartan actividades, salidas o días libres en común, sin embargo, el conocer la vida de los colegas, aunque sea superficialmente, puede ayudar a comprender situaciones que tienen injerencia en la vida laboral diaria.
La amistad, en cambio, implica una relación placentera que se desarrolla también fuera de los límites de la oficina. Lo notorio aquí es que la amistad, entendida en estos términos, puede afectar positivamente a la producción y a la motivación, y mejorar el ambiente de trabajo. Sin dudas, esto es generacional. Un estudio realizado por LinkedIn en septiembre de 2014 ha mostrado que gran parte de los empleados de la Generación X y Baby Boomers no cree que tener amigos en el trabajo afecte su productividad, mientras que los Y están convencidos de lo contrario: aun cuando la tendencia (o el prejuicio) sea considerarlos más afectos a las redes sociales y a la tecnología que a las relaciones personales, los jóvenes valoran la amistad en el lugar de trabajo como algo positivo y necesario para desarrollarse profesionalmente.
Sin embargo, es necesario mantener los planos separados. La amistad en el trabajo también puede provocar problemas cuando los sentimientos se cruzan en las decisiones laborales. Las críticas o discusiones que establezca un jefe con su empleado pueden verse teñidas de cuestiones personales, al tiempo que la amistad puede dar lugar a la idea de que existen favoritismos, y en consecuencia, generar sentimientos negativos en el resto del equipo.
Al favorecer los vínculos personales entre sus empleados, las empresas ganan porque al sentirse cómodos trabajando en equipo mejora el clima y, como consecuencia, la productividad. Por el contrario, un mal ambiente laboral es uno de los principales motivos que genera rotación, porque no hay que olvidarse que pasamos muchas horas del día en la oficina y llega un momento en que el salario deja de ser importante cuando para ganarlo esas horas se hacen cuesta arriba. Generar un ambiente de compañerismo y solidaridad también forma parte de la agenda de capital humano de las empresas si quiere mejorar la productividad y potenciar una marca empleadora atractiva.