Desde la cómica y tortuosa relación de Charles Chaplin con el trabajo mecanizado en Tiempos Modernos, el cine siempre ha contado historias alrededor del mundo del trabajo. En los últimos años la pantalla grande se ha ocupado especialmente del campo de la gestión de los recursos humanos en las empresas. Generalmente demonizados como “los especialistas que despiden empleados”, los departamentos de RRHH no han salido bien parados bajo la visión que la cultura popular, a través del cine, se ha formado de ellos.Aquí cuatro ejemplos de este fenómeno que conviene mirar con atención:
Enredos de oficina (1999): La película de los empleados.
Un manual con todo lo que no debe hacer un departamento de Recursos Humanos. Peter Gibbons es el clásico oficinista desmotivado. Su trabajo es mecánico, sus razones para estar involucrado son nulas. Sufre los embotellamientos, los constantes asedios de sus jefes, la repetición de reglas y políticas absurdas, la falta de comunicación. La incertidumbre recorre toda la oficina, ya que han arribado unos nuevos evaluadores que aparentemente se desharán de varios empleados. Y si bien la angustia parece que escalará hasta un día de furia, Peter conoce a un “hipnoterapeuta laboral”, que intenta liberarlo de toda su tristeza. Desde los problemas con los jefes abusivos hasta la falta de comunicación y motivación, Enredos de oficina es una comedia satírica sobre el mundo de la oficina en el que se pueden reconocer estereotipos que habitan las organizaciones.
Recursos humanos (1999): El drama de los RRHH
Un ejemplo de cómo se entremezclan los problemas generacionales y sociales en la relación entre los niveles gerenciales y las posiciones operativas. Franck es un joven que ha vuelto a su pueblo en Normandía para realizar una pasantía en el área de RRHH de la fábrica donde su padre ha trabajado durante toda su vida. El drama se instala cuando su mentor intenta aplicar el estudio de campo de Franck, en principio meramente académico, para llevar a cabo un recorte de personal. La trama no solo muestra las tensiones en torno a la parte más difícil del trabajo de RRHH, sino también los conflictos que surgen generacionalmente en torno a los valores que encarna el trabajo y el clásico conflicto entre el padre aferrado a las costumbres y su hijo, producto de los nuevos tiempos.
Up in the air (2009): La tragicomedia de la tecnología
Ryan Bringhman es un experto en despedir gente. Se ha dedicado toda su vida profesional a cesantear a empleados de forma gentil, preocupándose por sus opciones y por el bienestar de su salud. Su rostro les da la certeza de que todo saldrá bien y de que el mundo no ha acabado, sino que recién empieza. Su trabajo artesanal es puesto en crisis cuando sus propios empleadores deciden implementar los “teledespidos”, recortando gastos en viajes y hoteles y realizando en pocos minutos el trabajo que para Ryan requiere un contacto cara a cara y humano con las personas. La película pone en primer plano el límite entre la tecnología como herramienta de mejora de los procesos y su utilización para anular de forma desmedida, sin más ni menos, el recurso humano en todo sentido. Pero también nos muestra que la mirada humana es lo primero, y que una de las grandes responsabilidades de los departamentos de RRHH es utilizar esta mirada en los momentos más críticos.
The internship (2013): la actualidad del reclutamiento
Dos vendedores de relojes de lujo, con grandes habilidades sociales, se quedan sin trabajo. Simplemente, la gente ha reemplazado sus relojes por los celulares. Atrapados en el túnel del tiempo y sin ningún conocimiento sobre nuevas tecnologías, computadoras o Internet, los protagonistas, dos “buscas” que han sabido ganarse la vida a base de labia, se postulan a un programa de pasantías en la empresa donde todos quieren trabajar: Google. Para matizar la visión negativa sobre los recursos humanos, The Internship muestra la relación entre la generación Z e Y, caracterizados por ser nativos digitales con manejo experto de la tecnología, y dos miembros de la generación X que deberán aprender a insertarse en un nuevo mundo. La película deja una pequeña enseñanza: las soft-skills nunca dejarán de ser un activo de valor a la hora de trabajar en una organización.