Por Germán Ruiz, director de Outsourcing de Randstad.
Estamos viviendo un momento inédito en la historia de la humanidad, luchando contra un enemigo invisible y silencioso. Aislamiento preventivo, empresas paradas, trabajadores confinados en sus hogares, los sistemas de salud exigidos al máximo. La pandemia llevó la crisis a cada rincón.
De un día para otro, la forma en la que trabajábamos se modificó drásticamente, generando un escenario de total incertidumbre e imprevisibilidad. En este contexto, en Randstad venimos observando las transformaciones que se vienen dando en el mundo del trabajo desde que estalló el brote de coronavirus, y todo indica que existen algunos cambios que introdujo la crisis que han llegado para quedarse y formar parte de lo que será una “nueva normalidad”.
En este sentido, finalizada la cuarentena, tendremos que seguir conviviendo con esquemas de distanciamiento social en todos los ámbitos laborales. Las organizaciones deberán generar ambientes de trabajo seguros para sus colaboradores, brindando kits de protección personal, implementando nuevos protocolos de ocupación de espacios comunes y adecuando las instalaciones a las nuevas reglamentaciones de salubridad.
El aislamiento preventivo ha obligado a muchas empresas a instaurar las condiciones necesarias para la realización de teletrabajo. Esta situación forzada llegó para derribar mitos y prejuicios en torno al trabajo remoto y a la productividad, la autogestión y el compromiso de los colaboradores. Seguramente, una vez superada la crisis, muchas empresas y trabajadores prefieran mantener total o parcialmente la nueva modalidad de trabajo a distancia.
El rol esencial de los líderes
La irrupción del coronavirus paralizó los viajes y desplazamientos a todo nivel. Congresos, eventos y capacitaciones corporativas pasaron a realizarse de modo virtual. Esto también afectó a las reuniones cotidianas de equipos, que comenzaron a realizarse mediante videoconferencia y, probablemente, se mantengan en adelante en este formato.
Por otra parte, la adopción masiva de teletrabajo en la mayoría de las organizaciones, consolidó un nuevo formato de trabajo por objetivos. A la luz de los resultados de este gran experimento mundial de home office jamás pensado, las empresas se dieron cuenta que no necesitan del control de horas para asegurar la productividad de sus colaboradores.
La menor dependencia del trabajo presencial también impactará en el mundo del trabajo post Covid-19, multiplicando los formatos de trabajo más flexibles y la incorporación de colaboradores a través de soluciones de outsourcing, freelancers, trabajadores eventuales y part time, sumando talento a las empresas con más relevancia en la orientación a proyectos que al formato específico de contratación.
Y sin duda, es en tiempos difíciles donde se pone a prueba el papel de los líderes, quienes deben guiar, acompañar y brindar contención a sus equipos en medio de la adversidad. Existen algunas prácticas de liderazgo que resultan fundamentales para aumentar la confianza y estabilidad de los colaboradores en contextos de incertidumbre, partiendo siempre del registro que trabajamos con personas, por lo que mantener una actitud empática y comprensiva resulta prioritario. Asimismo, tener una comunicación clara y señalar un plan concreto a seguir, genera seguridad y calma en los colaboradores.
Las organizaciones que cuenten con el talento crítico y el liderazgo para para enfrentar los imprevistos serán las que saldrán adelante con mayor facilidad de tormentas como las que enfrentamos en la actualidad.
Y aunque pueda sonar polémico o fuera de timing hablar de employer branding en medio de la crisis, nunca ha habido mejor momento para cuidar y cultivar la imagen de una marca empleadora. Este es el momento más adecuado para elevar la reputación de las organizaciones ya que una vez pasada la tormenta, la actuación de las empresas será juzgada no por sus resultados, sino por la manera en que trataron a las personas.
Columna de opinión publicada en la página 60 de la edición de Abril/Mayo de la Revista Mercado.