Por Andrea Avila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay
Los trabajos del futuro. El cambio de herramientas, procesos y sistemas incide en las competencias necesarias para el trabajo.
El avance de la tecnología ha sido tan grande como disruptivo. Ha cambiado la forma en la que la gente se comunica, se relaciona y se entretiene. El mundo del trabajo no ha sido la excepción. La forma en que trabajamos está cambiando de la mano de una cada vez mayor digitalización. Y no hablamos sólo del trabajo de oficina.
No hace falta ir al extremo de los robots de las automotrices para tomar dimensión del impacto en la industria. Para muestra basta un botón: el torno, un histórico símbolo de la industria y su impronta predominantemente “mecánica”, ha ido pasándose al mundo digital con la incorporación del control numérico hace ya unos cuantos años.
El creciente impacto de la digitalización en el trabajo es tema de estudio (y también de temores) en todo el mundo. Es que el cambio de herramientas, procesos y sistemas para hacer las cosas incide de manera directa en las competencias que se necesitan de la fuerza laboral.
La última edición de nuestro Workmonitor dio cuenta de este fenómeno a nivel global: el 78% de los trabajadores en 34 países considera que está preparado para afrontar la creciente digitalización en su trabajo. Ese porcentaje en la Argentina es todavía mayor: el 90% afirma que cuenta con las habilidades necesarias.
Aun así, 67% de los encuestados a nivel global considera que su empleador debería invertir más para desarrollar habilidades digitales en la compañía. Y esta creencia es compartida por el 80% de los trabajadores argentinos. El desafío del trabajo del futuro empuja una demanda de perfiles con formación en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática.
Tanto es así que el 80% de los encuestados locales afirmó que los estudiantes deberían inclinarse por estudios relacionados con esas áreas de conocimiento y el 77% indicó que si tuviera 18 años se enfocaría en formarse en un campo de estudio que tenga que ver con esas disciplinas, mientras que un 84% seguiría estudios en áreas relacionadas con el entorno digital y el mundo online.
Pero el protagonismo que los avances científicos y las nuevas tecnologías están teniendo en el mundo de la economía y los negocios va mucho más allá de los límites del área de IT. La tecnología ha cambiado muchas profesiones y se ha vuelto omnipresente en muchas tareas, al punto de cruzar casi todas las áreas de una organización.
Hoy en día la tecnología es un insumo vital para cualquier proceso de negocio. ¿Puede un profesional hacer carrera hoy en el área comercial sin tener conocimientos sobre plataformas de CRM? ¿O en marketing, sin dominar disciplinas relativas al mundo digital?
En este contexto, las empresas valoran cada vez más los perfiles con conocimientos tecnológicos. Las aptitudes técnicas se vuelven necesarias en los puestos de decisión. Si hablamos de puestos directivos o ejecutivos, el propio rol de la posición requiere estar al tanto de las nuevas tendencias, informarse y, especialmente, tener capacidad de aprendizaje.
Las nuevas tecnologías están poniendo en jaque a la educación formal y particularmente a la educación para el trabajo. Es por eso que los profesionales deben invertir tiempo y recursos en mantener sus conocimientos actualizados para poder ser competitivos en un mundo laboral cada vez más exigente y dinámico.
El trabajo está en plena evolución a un ritmo nunca antes visto. La creatividad, la innovación y sobre todo la apertura mental para el cambio son requisitos fundamentales para estar preparados y poder hacer frente al trabajo del futuro.
Fuente: Columna de Opinión publicada en la edición impresa del diario Clarín del domingo 8 de mayo de 2016 en el Suplemento iEco, página 13 (con link a http://www.ieco.clarin.com/economia/trabajo-mundo-digital_0_1573042727.html )