Abandonar un trabajo no es fácil. Requiere mucho aplomo y valentía, o alguna oferta concreta quenos empuje al cambio. Un informe reciente de LinkedIn ha mostrado que de sus 313 millones de miembros, un 25% busca empleo activamente, mientras que un 60% lo hace de forma pasiva. Es decir que la mayoría no busca proactivamente un nuevo trabajo, sino que están dispuestos a considerar nuevas oportunidades o a dejarse tentar por la posibilidad de un cambio de aires.
No todos tienen el arrojo ni la naturaleza para buscar activamente un cambio, aún cuando existan razones de insatisfacción con el actual trabajo. En esos casos, muchos optan por barajar las posibilidades, sopesar los distintos factores a favor y en contra, pero finalmente se quedan donde están. Según surge del estudio del Randstad Award de 2015, un 22% de los encuestados cambiaría de empleador como consecuencia de diversos factores concretos como la falta de reconocimiento, el descontento con el salario o un mal ambiente de trabajo.
Más allá de las situaciones en las que hay una real toma de conciencia sobre factores que nos hacen pensar que es tiempo de un cambio de trabajo, a veces el diagnóstico no es tan claro y es necesario abrir los ojos para comprender mejor la realidad. Por eso, Harvard Business Review desarrolló un informe con algunas señales que nos muestran que quizás sea hora de afrontar los miedos y cambiar de aires.
Falta de aprendizaje: Una de las principales razones por las cuales estamos cómodos en el trabajo. Hemos aprendido todo lo posible de nuestro puesto. No desarrollamos nuevas habilidades y no hay ascensos a la vista. En Argentina, 40% de los encuestados para el Randstad Award de 2015 indicó que dejaría a su empleador por falta de oportunidades profesionales. Si no hay posibilidades de desarrollo de carrera, quizá es momento de empezar a movernos para salir de la zona de confort.
Baja productividad: Si nuestro trabajo es muy fácil y no presenta desafíos, entonces estamos por debajo de nuestro potencial de productividad. Esto no solo afecta nuestra motivación y compromiso, también deteriora nuestras capacidades. Si no hay evolución ni aprendizaje estamos en una meseta.
Poca valoración: 25% de los encuestados para el Randstad Award determinó que abandonaría a su empleador por falta de reconocimiento. En una relación laboral el feedback es clave para potenciar el talento y fomentar el engagement. Por lo tanto, si no somos lo suficientemente valorados, o si nadie demuestra que nos necesita, también es hora de abrir la puerta a nuevas posibilidades.
Baja compensación: Esta es sin dudas la principal razón por la cual los empleados abandonarían a su empleador (57%). Dado que la remuneración es el principal factor a la hora de sopesar la satisfacción con un trabajo, si la paga no está a la altura de nuestras expectativas y todas las vías de aumento están cerradas, quizá la solución se encuentre afuera.
Como todo lo relacionado con las percepciones y las emociones, a veces un trabajo insatisfactorio
no necesariamente es suficiente para movilizar a los individuos al cambio. Nos sentimos cómodos con lo habitual y predecible, mientras que la transformación y lo nuevo nos produce incertidumbre y ansiedad.
En este contexto las organizaciones no solo se enfrentan a una posible alta rotación, sino también
a tener empleados insatisfechos, ansiosos y posiblemente estresados, pero que aún así no toman la decisión de partir.
Es por eso que las señales son tanto para empleados como para empleadores. Si se presentan, para los primeros es hora de evaluar con racionalidad la situación, decidirse y dar el salto. Para los segundos, son pistas concretas de que es necesario trabajar en los factores de retención y el engagement para disminuir el porcentaje de empleados indecisos e insatisfechos en la organización.