Un informe realizado en conjunto entre Randstad EE.UU y Millenial Branding, una consultora especializada en la generación Y, ha proporcionado interesantes datos sobre la relación entre los millenials y la incipiente generación Z. Para esta encuesta, se le preguntó a 1.005 personas de 16 a 20 años acerca de sus expectativas respecto a su futuro laboral mientras que a los 1.016 encuestados de 21 a 32 años se les preguntó acerca de sus opiniones sobre su empleo actual y el ambiente de trabajo. En parte, el estudio está destinado a mostrar los factores a los que deben prestar atención los empleadores para contratar y retener a las nuevas generaciones, pero también tiene como objetivo dar una idea sobre lo que les espera a los gerentes en el ambiente laboral.
Dependiendo del caso, con la llegada de los Z al mundo laboral, podrá haber hasta cinco generaciones distintas conviviendo en la oficina. Y esto requiere, como mínimo, comprender hacia dónde va cada generación, de dónde viene... y quiénes son.
El estudio comparativo ha arrojado que la generación Z es aún más emprendedora que la generación Y. Además, todavía su motivador principal no es el dinero. Para trabajar mejor y quedarse, las oportunidades de carrera son un driver más potente que el sueldo. Entre los más jóvenes, un tercio (34% de los encuestados) se consideran más motivado por las oportunidades de progreso, seguido del dinero (27%) y realizar un trabajo significativo (23%). La Generación Y, por otro lado, está principalmente motivada por el dinero (38%), las oportunidades de avance (30%) y realizar un trabajo significativo (15%).
Un detalle iluminador con respecto a los Z nos habla sobre su relación con la tecnología. Si bien son los nativos digitales por excelencia, prefieren la comunicación personal a los e-mails o los mensajes instantáneos. A la vez, mientras que los Y reconocen que el e-mail, el Facebook y la mensajería instantánea, en ese orden, son factores de distracción, la generación Z pone los mensajes instantáneos y Facebook por delante del correo electrónico. Esto nos da una referencia tanto de las actividades de los Z, como del paulatino abandono del correo electrónico como herramienta útil por parte de los jóvenes.
Por otro lado,la tendencia multitasking que pareció hacer pico entre los Y (dos tercios de los entrevistados se confiesan multitaskers) comienza a disminuir entre sus hermanos menores, de los cuales un poco más de la mitad se reconocen capaces de realizar varias tareas a la vez.
Todo indica que la costumbre del empleado de por vida dedicando su trabajo a una sola empresa hasta su retiro parece ya ser cosa del pasado. Mientras los departamentos de recursos humanos se devanan los sesos pensando cómo retenerlos, los Y piensan que van a trabajar en cuatro empresas antes de jubilarse, y los Z suben la apuesta y elevan la cantidad a cinco. Sin contar que esos happy shifters serán los que queden de la creciente tendencia emprendedora que hace mella entre todo factor de retención de jóvenes talentos.
Algunos requerirán menos multitasking, otros horarios laborales más flexibles. Algunos tratarán de “usted” al jefe, mientras que otros esperarán de él honestidad total, transparencia y una gran visión como líder. Con estos datos, los departamentos de recursos humanos pueden continuar analizando las motivaciones de estas nuevas generaciones, y los managers pueden seguir haciendo malabarismos para hacer convivir a la generacionalmente diversa troupe en la oficina.